9.7.07

Viviendo de sueños.-
Muchas veces escuché que las esperanzas vienen en color verde y es hasta ahora que entiendo el significado del porque de ese color. Muchas de ellas se quedan de ese tono sin lograr madurar nunca.
Esta quizás es una historia que le sucede a mas de la mitad de las mujeres, quizás no tenga nada fuera de lo común y se trate de un caso mas para llenar los libretos de las telenovelas, pero no será una historia sobre sufrimiento y lamentaciones porque las cosas no concluyeron de la manera como lo esperaba.
Tampoco será una historia en donde al final se haya de poner..” y vivieron felices para siempre”, porque no tiene un final feliz pero a pesar de todo eso es un cuento igual o mejor que muchos de los que me contaron de niña y que al igual que ellos comienza como todos los cuentos con la llegada del hombre ideal
Desde que lo conocí sabía que siempre tendríamos una relación limitada por el tiempo y que desde el mismo momento en que nos vimos se accionaba el mecanismo de un reloj que comenzò a descontar los minutos lentamente hacia atrás, pero mi carácter rebelde prefería creer que podría cambiar el resultado de ese juego contra el tiempo.
A pesar de eso, dentro de ese complejo mundo donde me encontraba no era el tiempo mi único obstáculo. La distancia no era una de mis mejores aliadas y el estar separados por este gran trecho obstaculizaba mucho mas mi deseo de poder lograr ser feliz.
Pero los cuentos se escriben a veces y aunque podría seguir enumerando distintos motivos por los cuales jamás hubiera podido funcionar esta relación lo cierto es que sucedió y durante mucho tiempo él se convirtió en el protagonista de mi cuento de hadas.
Este lugar era completamente mágico. No tenía castillos relucientes de oro sobre una colina pero a falta de ellos logramos crear muchos en el aire, no tenía un reinado ni una corte, pero si existió un sapo que a mi beso se convirtió en príncipe, no tenía un lugar tangible ni podíamos existir en un lugar real pero vivíamos de muchos sueños. Y en medio de esa atmósfera encantada surgió el amor de la manera mas pura y desinteresada que alguna vez pudo existir. No prometimos nada, porque nada podíamos dar pero cada día veníamos sin falta a buscar lo que el otro podía ofrecer y salir con el corazón lleno de energía para soportar la realidad.
Mi príncipe con su mirada tierna, con su voz pausada y su actitud paciente frente a mis frecuentes cambios emocionales, supo irme moldeando a sus deseos hasta el punto de convertirme en su fierecilla domada. Nadie pudo jamás dominarme con tanta dulzura, porque al final de cuentas, eso era lo que me hacía falta. No necesitaba que cumplieran mis caprichos, sino encontrar el amor en una persona que viera la vida de la misma manera que la veía yo, que disfrutara de las pequeñas cosas que la vida nos ofrece, que complementara la otra mitad de mi vida.
Y cambié por él y por mí. Porque así son los cuentos de hadas, porque así lo hizo Odet por amor al príncipe, y así lo hizo Fiona por Sherk y yo esperaba que cambiando todo también se generaran cambios… lo deseaba tanto que solo en ese aire que lo rodeaba yo podía existir.
Y nos atrevimos a soñar, desafiando todas las leyes existentes. Nos atrevimos a idear un mundo en que la distancia tan solo sería la separación de nuestros pensamientos. Un lugar en donde el presente podría generar un futuro y donde al final podría utilizar mis cinco sentidos y conocer el olor y sabor que estuvo presente en cada uno de mis sueños. Que fácil fue soñar que un día mi príncipe llegaría y mirándome a los ojos colocaría un anillo en mi dedo y construiríamos cada uno de esos sueños... y me dejé llevar por esa ilusión…una ilusión tejida día a día y que al final se convirtió en una red en donde quede atrapada.
Cada día amanecía pensando en ese momento en que al fin estaría a su lado y mis pensamientos hacían de mi realidad una carga muy pesada de llevar a cuestas. No quería mi vida tal como me había sido destinada y de pronto me encontré convertida en un ser triste que se lamentaba de su suerte, llorando en cada rincón, deseando no vivir en la realidad sino perdida en ese mundo de sueños para estar siempre a su lado.
Y llegó el momento en que por razones ajenas a nuestro deseo debimos alejarnos, el mismo lugar que nos hizo acercarnos y conocernos de pronto se empeñaba en apartarnos y yo no lograba entender ese ensañamiento contra nuestro deseo de estar juntos, porque poco a poco eran menores nuestras charlas y nuestros encuentros. Y es así que de pronto entendí el porque de tantos cambios.
Cada día, poco a poco, iba dejando mis responsabilidades queriendo estar en un lugar que no podía y olvidaba al que de verdad me correspondía. Quise dejar de ser real y vivir entre la magia de una vida prestada, sentir todo aquello que no había podido obtener en mis años y no me daba cuenta que esa tristeza no solo me estaba haciendo perder mi verdadero mundo sino que lo estaba perdiendo a él con mis lamentaciones y reproches.
Y es por eso que igual que en las tormentas, luego de la oscuridad absoluta siempre vuelve a salir el sol y la vida misma se encargó de resolver este problema y me regresó a la realidad.
No pertenezco a su lugar ni puedo ser jamás su cuento de hadas. El debe tener destinado un lugar propio que no sea solo un mundo de sueños, un hogar que debe estar esperando que el tome su lugar en la mesa, que llene de risas y de muchas alegrías, una vida verdadera a la cual llegar no solo cuando salga la luna y yo, tengo este lugar que elegí hace mucho tiempo cuando aún no lo conocía.
Aún somos dos vidas paralelas separadas por una gran distancia, aún nos encontramos para decir entre frases y divagaciones nocturnas lo que sentimos, pero ese mismo paralelismo nos recuerda a diario que jamás vamos a cruzar nuestros destinos de otra manera.
Sigo siendo su fierecilla domada que en ciertos momentos se rebela y trata de salirse de la red, y él sigue siendo mi príncipe, mi caballero venturoso que con paciencia espera que calme mis ímpetus y luego castiga para recordarme que soy su niña malcriada y su mejor chica.
Así seguirá este cuento hasta que el reloj detenga su incansable recorrido y las líneas del camino que vamos trazando se detengan quedando solo dos puntos suspendidos igual a dos estrellas.
Y cuando llegue el momento que ya no pueda verlo mas frente a mis ojos se que no voy a sufrir porque seguiré sintiendo su calor en cada uno de sus destellos porque siempre estará encendida la llama con que abrigó mi vida durante todo el tiempo que estuvo a mi lado y por siempre hasta el último momento que la vida me dé lucidez podré ver en mi dedo la marca de ese anillo que nunca me dio y podré irme tranquila sabiendo que en algún momento de mi vida el supo cuanto lo amaba.

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