31.8.09

Una historia de amor

UNA HISTORIA DE AMOR CON FINAL DE RIO


Dicen que dicen... que por allá, en el territorio de los incas, hace muchísimos años hubo un chico y una chica perdidamente enamorados el uno del otro, pero con tanto... tantísimo... viento en contra que si en aquella época hubiese existido la TV, hubieran protagonizado una telenovela.
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Él era un muchacho apuesto, buen mozo, fuerte, noble y como si esto fuese poco, también era el príncipe de aquella tribu. Como pasa casi siempre en estos casos de amores perdidos, desde que Milac Navira (que así se llamaba nuestro héroe) conoció a Panaholma, quedó boquiabierto y con mirada de perro que perdió el sulqui. Ella era una chica de pueblo, bellísima como ninguna, pero pobre como las lauchas.
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Demás estaría contar que los padres de Milac Navira se opusieron teminantemente al noviazgo con aquella triste plebeya, no querían para su hijo una esposa de clase baja. Eran de los que decían que los pobres son pobres porque quieren... que no es por nada pero cada chancho a su rancho... y cosas por el estilo. Pretendían para su hijo alguien importante: algo así como una diosa, por ejemplo, y si eso no podía ser... ¡bue!, se conformaban con una reina... ¡Qué sé yo!... De última, una princesa... ¿pero menos? ¡qué va!
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Por su parte, los padres de Panaholma eran de los que se jactaban de ser pobres pero honrados y para colmo de males se llevaban como la mona con los soldados del rey que venían todas las semanas a cogbrar sus impuestos, cada vez más caros y menos justificados. Es de imaginar que prohibieron teminantemente a su niña tener cualquier tipo de tratos con esse joven de la realeza. Ellos pretendían que Panahorlma se casara con un tal Quilcas, un joven de su misma condición social que decía estar loco de amor por la bella niña, y que por lo menos no tenía nada que ver con personas mandonas y desagradables como el rey y su familia.
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Los enamorados, como pasa siempre cuando el vichito del amor pica y saca roncha, hacían lo posible por desprenderse los abrojos de la vigilancia de sus padres e igual se veían a escondidas. Así hasta que un día, empachados de los NO de sus padres y sin poder calmar las cosquilas de ese amor que les plumereaba el estómago por dentro, decidieron huir juntos.
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Casi con lo puesto los escondió la noche en su telón de romance y se fueron mientras la luna les guardaba el secreto. Pero una estrella envidiosa, no halló mejor manera de vengarse de los enamorados por no haberla elegido como madrina de bodas, que revelar la ruta seguida, nada más ni nada menos que a Quilcas, el enamorado dejado de plantón.
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Quilcas, muerto de rabia y celos, los perdiguió hasta el valle de Traslasierra donde los novios habían decidido construir su nueva vida.


Allí Milac Navira y Panaholma se casaron. El altar fue una vertiente de agua fresca. Los padrinos: el sol y la luna. El celeste colchón del cielo los apaño en su juego de amor y ellos se besaron como nunca. como siempre, conteniendo la risa para no hacer papelones juntos en el momento culminante de la boda. Se abrazaron, bailaron, comieron perdices... pero no fueron del todo felices, porque apenas comenzaron a sacarle punta al lápiz de la aleguía, el perverso de Quilcas comenzó a hacer de las suyas.
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Obligó a un cóndor decir a Milac Navira que por las montañas encontraría el mejor regalo del mundo para su novia; y a un picaflor para que convenciera a Panaholma que por los llanos hallaría las cabras más gordas y lecheras para prepararle un sabroso quesillo a su enamorado. Engañados así, ella por un lado y Milac Navira por otro, Quilcas logró separarlos y luego, con trucos parecidos, se dio maña para convencer a cada cual que su pareja había muerto.
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El joven príncipe, que estaba en las Sierras Grandes, comenzó a llorar enloquecido de bronca, pensando por qué la había dejado sola, echándose un baldazo de culpas y mordiéndose los labios con tal desesperación que sus lágrimas de rabia se convirtieron en un río frío y turbulento. Ella, en cambio, se hallaba en la Pampa de Achala al enterarse de la mentirosa muerte de su esposo, y fue allí donde una lluvia de llanto le quemó la sonrisa hasta formar un cordón de agua caliente como una herida.
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A pesar de que sus tristezas corrían por las montañas hechas ríos de pena, en el fondo de sus corazones ellos no querían creer que era cierto lo que decía Quilcas.  Así que impulsados por una voz que se escapaba de las cosquillas de los recuerdos, caminaron como sonámbulos por las huellas que formaban sus ríos de lágrimas y... -como en los finales felices de las telenovelas- él y ella se encontraron...

¿Dónde? en el lugar exacto en que las aguas se unían, ahí... justamente allí...donde hoy en día se besan y arremolinan jugando a un amor prohibido los ríos Mina Clavero y Panaholma.

Graciela Bialet (De boca en boca, Córdoba.)

26.7.09

NIMBO. EL NIÑO DE LAS NUBES BUENAS

Era de noche en la tierra, mediodía en “Freitag”, así se llama donde acontece esta historia, y se encuentra de cara opuesta al sol.
Allí ni el Everest, ni ninguna altura similar a él que se conozca, se asemeja a lo que voy a expresarme.
Aquí los picos eran nítidos y no conocían la nieve, la única que por allí había era la de sedas, que pendían de la testa del único niño que aparentemente manaba por los alrededores.
No tendría más de siete u ocho años y debería medir un metro y medio no más.
Su rostro pecoso y con cachetes resaltantes por rosados, demostraban que la inocencia existía en demasía en su alma; los ojos de mirada oscura dejaban ver que vivía en ellos un dejo de tristeza, que quién sabe qué o quién había dejado tal vez inconscientemente o tal vez no.
Una seta de dos metros aproximados de altura, con cúpula blanca y a lunares azules, y un tallo rectangular por donde se distinguía una puerta amarilla nos asegura ser su morada.
Esta era visible desde todos los horizontes, pues sus colores resaltaban contra el verde limón de una pradera infinita, en esta existía como un rincón de juegos, a donde se dirigía dos por tres “sepelio”, un conejo rojo de orejas cortas y cola de caballo; y que para desconcierto saltaba de costado, y también se lo veía a “Nimbo”, porque así se llamaba el niño, a veces girando sobre un átomo negro el que hacía girar unas veces como el pensamiento y otras como baile de tortuga o sino, lo encontrábamos meciéndose en una rama de lluvia; se balanceaba de izquierda a derecha y luego de haber obtenido suficiente fuerza se dejaba caer para sostenerse en otra, debajo de él siempre saltaba “Sepelio” por las dudas que “Nimbo” se cansara y se cayera, el conejo era el único amigo de este extravagante pequeño.


Nimbo era muy ingenioso, había inventado una vez hisopos para no lastimarse los dientes, que eran mármoles blancos como su pensamiento otra vez fue un reloj de estrellas, pues el quería medir el tiempo, desde este momento el mes para él constaba de diez días según los dedos de sus manos.
Sus bolsillos que eran medianos deberían existir no menos de doce mil bolitas de arena a las que llamaba “hideas” y se daba muchas mañas para usarlas, por eso lo de ingenioso.
Su pantalón amarillo, por tanto peso, necesitaba de un solo tirador, este era ancho, como de ocho dedos humanos y cuando llegaba a las inmediaciones del cuello se abría para dar paso a la cabeza, para luego cerrarse nuevamente a la altura de la nuca, también llevaba camisa negra como sus ojos, hecha de algodón estelar.

Un día hablando con el conejo sobre historias de los confines del universo, se les hizo de noche y cuando se aprestaban a dormir los cuatro ojos quedaron duros mirando la luna, en primer instante creyeron que era una estrella fugaz, pero acto seguido supieron que no.
“Sepelio” se jactaba de conocer todo el universo, como no jactarse ante alguien que lo único que conocía era “Frestag”, en ese instante “Nimbo” comenzó por comprender que “Sepelio” no era tan sabihondo como se ufanaba y fue cuando las dudas se vinieron a torrentes, fue entonces cuando lo hizo notar que ya todo no era tan simple:
- ¿Qué es eso? De estrella no tiene nada!
El conejo seguía con ojos duros y boca inmuta.
- atiéndeme, contéstame! No es que sabes todo lo habido y por haber? Vamos responde!
Estupefacto “Sepelio” no contestaba tratando de tomar tiempo para responder a tanta multitud de preguntas deseando con ahínco tener una sola bolita de arena de aquel niño preguntón, pero no y tampoco quería contestar con la verdad porque el si sabía que había hombres en el cosmos.

La curiosidad también existía por aquí y esta fue la que avivó los ojos de “Nimbo” y receloso de su amigo se le vino el primer tiempo de enojo y mal humorado y con las manos sin saber donde ir, se apartó sin decir palabra a su reta, “Sepelio” dolorido por la reacción de su amiguito, simplemente atinó a esconderse entre las ramas de lluvia, para que no se notara que también habían lágrimas por allí, aunque tampoco el niño lo supiera, el conejo ya sabía de antes… llorar.
Con el paso de los minutos de él, días nuestros, “Nimbo” empezó a crear otra bolita, tenía que inspeccionar que era lo que había visto y de dónde provenía y cuando observó que el conejo no andaba en las inmediaciones se aprestó a emprender un viaje según el de aventuras.

Tomó el átomo negro y aplastándolo contra el suelo con fuerza se elevó más allá de lo normal y después de haberse salido de la órbita de “Freitag”, empezó a bracear, como cuando nada. Nimbo ya estaba rumbo a la conocida luz azul que giraba alrededor de la luna, estaba rumbo a la conocida luz azul que giraba alrededor de la luna, estaba rumbo al desconocido movimiento interno de nuestra tierra.

Después de unas horas se posó en la parte oscura de la luna y mirando con sigilo y agudizando su vista nos descubrió.
Seguramente su visión era escasa en inteligencia, pues después nos diría que nos vio felices.
Al cabo de un rato cuando nos creyó dormidos, continuó con su meta, introducirse en nuestro planeta para poder contagiarse con la sabiduría de reír nuestra, sabiduría que el no sabía era escasa por demás en estos tiempos nuestros.
Nuestro pueblo era básicamente de campesinos, hombres buenos y fuertes para el trabajo, gente que no le hacía daño a nadie, que solo querían vivir tranquilos, sin pedir nada más que lo que su propio esfuerzo sembraba, solo querían comer el fruto de la tierra, simplemente vivir en paz, pero en cambio lo que conseguían era una hondonada de impuestos, a mi pueblo lo estaban sometiendo a ya no ser él, de mi gente los únicos que reían eran los niños ya que no sabían lo que sucedía, pues cada padre se había trazado el objetivo de sufrir sin que sus hijos lo notaran.
Para colmos ya no llovía como antes, pero “Nimbo” no lo sabía y refregando una de las bolitas de arena se las ingenió para hacerse amigo de “Ernesto”, uno de los tantos padres de mi pueblo.
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Con el pasar del tiempo “Ernesto” le confesó que era médico y “Nimbo” con disimulo le preguntó:

- ¿Y por qué médico?
A lo que el hombre comenzó a explicarle y así iniciar el siguiente diálogo:
- Porque de chico noté que son muchos los enfermos y pocos los que pueden curarlos y a mi me gusta servir a mis semejantes.
- Entonces sos feliz? Pues según tu hay muchos enfermos.
- Si fulera así sería el ser mas despreciable de la tierra y como te dije quiero que mi gente sea feliz
- Pero, por qué se enferma tu gente?
- Por la lluvia
- La lluvia es mala?
- La que hay hoy por aquí sí, lastima los cultivos y como no puede crecer nada, mi gente no come y tampoco puede beber agua de los ríos, la que antes era pura, hoy se mueren los peces y si nos queremos saciar la sed nos enfermamos y casi siempre luego morimos por no poder costear los medicamentos, por no poder vender lo que cosechamos con lluvia buena.
- Pero qué tienen que hacer?
-...yy en principio parar las guerras.
- Guerras! Qué es eso?
- Es cuando los que gobiernan ya no son la gente del pueblo.
- Son malos entonces?
- En definitiva…sí
- Otra pregunta…y disculpa que te agobie, la lluvia como se crea?
- Y nace de las nubes, mirá para arriba, ves aquel manchón blanco en el cielo? Bueno eso es una nube, y aunque no lo puedas creer estamos deseando que se aparte, que ni intente largar agua por estos lados.
- Ah! Por qué es una nube mala?
- Sí y no, las nubes son buenas, las que las hacen malas son los que ya no nos vienen a ver, bueno aparecen pero en tiempos de elecciones, si vieras las caritas que ponen por esos tiempos, el que no los conoce diría que nunca se olvidaron de sus orígenes, pero ya no quiero seguir hablando de esto, solo sirve esta conversación para deprimirnos más y ya no me caben mas depresiones, entendés o no?
Y medio entre que si y no, “Nimbo” asintió al fin con la cabeza, cuando el niño hubo quedado solo, conoció que el también podía…llorar.
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el pescador de nubes
La noche se le hizo corta y apenas le dio el tiempo para crear otra “hidea”, inventaría “una máquina de nubes buenas.”… serían hermosas, como las que anhelaba “Ernesto”.
Pasado el tiempo se presentó ante el médico y tomándolo de la mano lo llevó ante algo que lo dejaría atónito.
Tanto era el estupor de “Ernesto al observar semejante cuadro que solo atinó a decir:
- Pero como se te puede ocurrir hacer una estufa gigante en medio del campo, las estufas son para calentar las casas y que yo sepa casa tan grande no hay por aquí.
- Espera, espera- y soltándolo se acercó a la boca de la estufa y comenzó a explicarle:
- Si la mitad de la gente me trae tanta leña como pueda y la otra mitad mucho agua mala, estoy casi seguro que los podré ayudar, en ti está la decisión, podrás ser el médico que tú quieras.
- La idea de ayudar está bien, pero esto es absurdo.
- De cuanto quieras a tu pueblo es la dimensión de lo que llamas absurdo
Pensó y pensó y requete pensó “Ernesto”, y al final accedió, total no perdía nada y se aprestó a convencer al pueblo.
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La mitad de la gente convencida empezó a venir con leña y formó una montaña enorme dentro de la estufa, luego la otra mitad puso todos los recipientes con agua mala que encontró encima de la leña, ya culminando el trabajo de los hombres buenos, -la gente de “Ernesto”-
“Nimbo” se acercó, chasqueó los dedos y una llamita nació, la acercó a la leña y se animó el fuego, al principio solo era eso, luego una gran pira, entonces el niño tocó al médico y le señaló la cima de la chimenea desde donde salía humo blanco, humo bueno…nacían nubes buenas, las que traerían lluvia buena, pura…la gente ya no se enfermaría.
“Ernesto” maravillado miró al niño y le preguntó:
-Pero el agua que pusimos es agua mala, el humo no será también malo?
A lo que un conejo rojo, de orejas cortas y cola de caballo contestó:
-El fuego mata todo
Y pegando un brinco de costado se perdió en la inmensidad del cielo, con un niño que se iba riendo.
Desde ese día los hombres de buena voluntad miran al cielo y agradecen que exista el sol, pues saben que detrás existe “Freitag”, y en él vive “Nimbo”, un niño que de estatura mide un metro y medio, pero en bonomía ni se puede medir.
Y usted lector, averigüe por qué algunas nubes se llaman “Nimbus”, y sino le cuentan esta historia…es porque alguien está mintiendo
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10.6.09

El cuento del yo no se..

Castillo de Dragones

Este cuento sobre dragones me lo contò mi nieta un dìa en que las dos estabamos tiradas en la cama y no tenìamos ganas de hacer nada.Pocas palabras han sido añadidas para lograr continuidad pero basicamente es tal cual iba relatando.

Había una vez un niño que vivía en un castillo y comía caracoles. Un día un dragón se comió el castillo y la casa de un pájaro. El pájaro voló hasta agarrar un globo que estaba en un arco íris y llovió
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arcoiris.gif Arcoiris image by kristell_1302


Los patos del jardín se bañaron en el pozo del castillo y fueron a una fiesta donde había una torta grande y una pequeñita pero no se comieron todo y guardaron para después. Comenzó a llover y se fueron a su casa y se acabo el cuento.
pato_and_patitos_by_Thiefoworld.jpg Pato y patitos image by chicapr
Al día siguiente el niño le dijo a la mamá:
Oye mamá cómprame unas pinturas para pintar los patos y ya. Se acabó
ththv7tow4.jpg patitos image by kazaminox77 PATITOS.gif PATITOS image by secne ththv7tow4.jpg patitos image by kazaminox77
Y le pregunto...Adrianna, como se llama el cuento? y ella me responde:
- Yo no se...

14.5.09

La Mujer Muerta. Leyendas de Segovia

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, cuando la Sierra de Guadarrama no existía, había un gallardo prócer, un militar muy valiente y fuerte que había peleado en muchas batallas, que estaba enamorado de una hermosa joven del pueblo que le correspondía.
Pero un día, llegó al pueblo un caminante, que aunque no poseía la corpulencia y la facha del novio de la doncella tenía el don de la palabra con la que cautivo a la joven que se perdió enamorada de él.
Cuando el novio vio a otro mancebo que rondaba la casa de la joven: se volvió loco de celos y retó al caminante a un duelo. La joven le decía que no aceptara la pelea porque sabía que el prócer tenía mucho mas fuerza que el recién llegado y aunque le suplico varias veces el joven aceptó el duelo.
En la noche subieron a la sierra y medio de la oscuridad el novio cegado por los celos le clavó la daga a traición al joven enamorado que cayó herido de muerte.

Al ver esto, la joven que había seguido los pasos de los dos, lanzó un grito mucho mas fuerte que los rayos que con estruendo retumbaban en el cielo….el militar cegado ya del todo por los celos al ver como sufría la joven por el ser que yacía muerto a sus pies tomó la misma daga ensangrentada y la clavo en medio de su corazón cayendo la pobre mujer muerta en el acto.
Los familiares de la muchacha llenos de odio empezaron una batalla contra la familia del militar y en el pueblo todo era caos y peleas de uno y otro lado y en medio del fragor de tanata lucha una gran tormenta se levantó y una voz surgió del cielo diciendo:

"¡Miserables! ¡sois unos egoístas que os dejáis dominar por las pasiones! ¡sólo ella era inocente: todos vosotros desapareceréis sin dejar recuerdo, pero ella tendrá una tumba que durará tanto como el mundo!"

En ese momento, la tierra tembló y salió de ella una mole de granito que tomó la forma de una mujer muerta, dejando sepultados los cuerpos de todos los hombres.
Pero esta es solo una de las muchas leyendas que se cuentan sobre ella, para otros fue Hércules que esculpió esa montaña para honrar una princesa victima de los celos de su padre el Rey, que al saber que ella se casaría con un caballero la mató y luego murió de pena. El caballero pidió a Hércules que esculpiera su figura para que nadie la olvidara.
Otra leyenda cuenta que la esposa de un jefe de una tribu situada en el Alcázar crió dos gemelos sola a la muerte del jefe. Ambos niños se criaron juntos con el mismo amor pero al crecer las disputas por ver quien sería el nuevo jefe no tardaron en aparecer.
Una noche los dos se enfrentaron en la montaña y en medio de la rabia no se dieron cuenta que la madre se interpuso en medio para protegerlo a los dos con lo cual cayo muerta y desde ese día la montaña tomó forma de mujer muerta. Además de esto la leyenda dice que dos pequeñas nubes se acercan cada atardecer, son los dos hijos que cada tarde besan a su madre.

Como sea….son bonitas las leyendas.

Mas Leyendas de Segovia ( Aquí)

29.4.09

MUÑEQUITA DE CARTON

Helados de fresa, vainilla y limón
Veranos plácidos, con mucho candor
Jugando en el sendero y en la Plaza Mayor
ropitas muy mojadas... la fuente se acabó
te pusiste malita y don Juan te pinchó.
Trozos de mazapán, trocitos de turrón
Y la leña mojada, quemada en el fogón
Una cena especial miguitas con jamón
El jamón es muy poco, pero con mucho amor
Mamá yo quiero Reyes....muñecas de cartón
Mamá... no se han parado
A mí no me dejaron... ni siquiera carbón
Qué malos son los reyes....¿pues qué les hecho yo?
No llores mi pequeña.....que pierdo la razón
Tú no le hiciste nada....verás lo que pasó
Nuestra casa es pequeña......pero la suya no
Los Reyes no la vieron....la suya la tapó
Cuando alzaron a verla.....que pena les entró
Aquí vive una niña.....dijo el rey Melchor
Pero no les quedaba , nada en su zurrón
Apuntaron tu nombre....también la dirección
Por eso mi pequeña....hoy te prometo yo

Tendrás tu muñequita....no llores más mi amor

28.3.09

Un Pingüino Perdido en la Fría Antártida


Había una vez un pingüino llamado Pablo. Él era muy juguetón y vivía con sus papás.
Tenía muy buenos amigos: José, Santiago y Agustín. Los cuatro eran muy unidos e inseparables compañeros de aventuras.
Un día se despertó como de costumbre y escuchó que todos los pingüinos estaban corriendo hacia el mar.
-Pablo, despertate! Eh, eh!-lo apuró su mamá.
-¿Qué pasa má?- le contestó medio dormido.

-Levantate y Anda hacia donde está papá, yo voy detrás tuyo.
-Pero decime, ¿qué está pasando?
-Una fuerte tormenta viene.
-¿Papá, adónde nos vamos?- le preguntó curioso.
-Nos vamos a la Antártida.
-Pero... allí hace mucho más frío que aquí y no tengo amigos...
-Estaremos por unos días, hasta que pase la tormenta.
-¿No será peligroso?
-Espero que no... pero no te preocupes.- lo tranquilizó su padre.
En su largo viaje de viento, neblina y frío, los pingüinos iban juntos. Pero en un momento de descuido... una gran ola separó a Pablo de su familia. Desesperado, estuvo a punto de ahogarse porque sus aletas no habían crecido lo suficiente para poder nadar. Sin rumbo, anduvo todo el resto del día deambulando... y cuando llegó la noche se refugió asustado.
Al día siguiente se despertó y con muchas esperanzas llamó a su mamá, pero no obtuvo ninguna respuesta. Gritó el nombre de su padre... pero tampoco respondió.
Estaba en una cueva oscura, perdido y sin comida. Con un poco de agua sobre él, se sacudió de inmediato y empezó a recorrer el área, y entonces se dio cuenta de que estaba completamente solo en la Antártida, muy lejos de su casa.
Pablo empezó a llorar porque extrañaba a sus vecinos, su familia y sus amigos incondicionales. Estaba muy nervioso en ese momento, pero de pronto escuchó un ruido "crick, crick"... se asustó, pero lo tranquilizó saber que al menos había alguien más en el lugar.
No sabía si era su familia o un animal que lo comería, pero al instante apareció un oso polar gigantesco que le dijo:
-No temas, mi nombre es Rodrigo, ¿y el tuyo?
-Soy Pablo.
-¿Puedo saber que haces aquí en la Antártida? Porque sino me equivoco tu forma de caminar me dice que eres de la Patagonia... y allí no hace tanto frío como aquí.
-Te cuento mi historia: mi hogar fue destruido por una fuerte tormenta y mi familia me dijo que viniéramos acá hasta que pasara el peligro.
-Ah... ahora entiendo, pero no veo a tus padres.
-En el viaje una ola nos separó y aquí estoy... solo en este lugar desconocido. ¿Vos estás con tu familia?
-Sí, estoy con mis padres, acompáñame y te muestro todo este hermoso paisaje antártico.
En su recorrido los dos se pusieron a jugar sin parar. Después de un largo rato, la mamá de Rodrigo lo llamó:
-¡Rodrigo! Vení a comer.
-Ya vamos.
-¿Cómo que "ya vamos "?
-Es que me encontré con un pingüino llamado Pablo y estamos muy entusiasmados compartiendo historias y relatos.
-Ah! ¡Fantástico! ¡Entonces vengan los dos!
Pablo y su amigo, el oso polar, fueron a comer, y Rodrigo le presentó a sus padres:
Roxana y Roberto. Después de llenarse la pancita de ricos peces se fueron a charlar, y su nuevo amigo le dijo que lo ayudaría a encontrar a su familia.
Pasaron varios días de búsqueda sin descanso, pero no encontraron nada... ningún resto de los pingüinos. Pero una tarde, mientras buscaban bajo cada amontonamiento de nieve...Rodrigo encontró un papelito que estaba dirigido a Pablo y que decía:

Pablo:
Ojala este mensaje llegue a tus alitas... Te escribimos esta carta para que sepas que estamos bien pero nos haces mucha falta... te extrañarnos mucho. Nos encontramos al norte de la Antártida... ven a buscarnos, te estaremos esperando, para partir de regreso hacia nuestra amada Patagonia.
Un beso y un abrazo,
Tu pueblo, tus amigos y tu familia.

El pequeño pingüinito decidió que iría a buscar a los suyos, y enseguida Rodrigo se ofreció a acompañarlo para que no viajara solo cruzando hielos que no conocía.
A la mañana siguiente se marcharon con una mochilita, preparada por Roxana, que contenía todo lo necesario para el viaje.
En un descanso, Pablo soñó los momentos felices de su vida antes de la tormenta, y esos buenos recuerdos lo motivaron para seguir adelante.
Después de una larga y peligrosa travesía de cuatro semanas, encontró a su familia. En el reencuentro, sus papás le agradecieron infinitamente a Rodrigo haber acompañado a su hijo.
Todos los pingüinos regresaron felices y unidos a la Patagonia, pero prometieron volver a la Antártida en las próximas vacaciones...
Mientras tanto, Pablo y su amigo Rodrigo intercambian mensajes y saludos en barquitos de papel que cruzan los lagos helados... y aunque muchos animalitos piensan que es una amistad tal vez un poco fuera de lo común... los dos están convencidos de que nunca dejarán de extrañarse..
FIN
(Uno de los cuentos ganadores del concurso "Antartida...un sentimiento" hecho por Joaquin Cerrutti)

12.2.09

OTRO CUENTO DE CENICIENTA

Nuestro Cuento
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10.2.09

LA BUSQUEDA DE LA VERDAD. FABULA

Cuenta una antigua fábula que había tres ancianos, sabios y ciegos, que buscaban al sagrado elefante blanco, considerado la verdad absoluta.
Tras peregrinar por muchas ciudades, lo encontraron en un humilde poblado. Percibieron su presencia y se abalanzaron sobre él. Uno de los ancianos se colgó de la trompa, otro se abrazó a una de las piernas y el tercero se aferró a una de sus orejas. Cada uno de ellos experimentó sensaciones y emociones diferentes.
Cuando regresaron a su hogar discutieron acerca de la verdad. El de la trompa dijo que la verdad es larga, rugosa y flexible; el de la pierna dijo que la verdad es dura, firme y maciza; y el de la oreja dijo que la verdad es delgada, amplia y oscilante.
Los sabios no lograron ponerse de acuerdo y cada uno fue por su camino, comunicando su verdad y predicándola con honestidad, creando tres grandes religiones que se expandieron rápidamente. Los tres sabios habían encontrado la verdad, pero como no percibieron su amplitud, sino que experimentaron sólo una parte de ella, difundieron separadamente las distintas partes de la verdad como si fueran por sí solas el todo.
Aunque sinceros en su búsqueda y en su servicio, su limitación mental les hizo errar.
¿CUAL ES EL MENSAJE DE ESTA FÁBULA?
-
Muchos individuos, al igual que los 3 ancianos, buscan algo.
- Aunque nos moleste aceptarlo, el ser humano parte hacia esa sagrada búsqueda con la ceguera evidente y profunda de su propia ignorancia.
- No podemos coger a Dios y encerrarlo en un libro. Tener una profunda experiencia con lo divino no es englobar todo su contenido.
- No se puede limitar lo ilimitado.