El sueño que aletea sobre los párpados del niño: -¿Quién me dirá de dónde vino?
-Yo. Me cuentan, me han contado, que el sueño vive en la lejanía, en la aldea azul de las hadas: allí; a la sombra de la floresta que alumbran las luciérnagas con su tierno relámpago diminuto, se inclinan dos flores encantadas, parecidas a los ojos del niño, entre su aroma. Y es de allá de donde viene el sueño a cerrar con su beso los párpados del niño.
La sonrisa que aletea, como un tenue centelleo, sobre los labios del niño cuando duerme: -¿Quién me dirá en dónde nació?
-Yo. Me cuentan, me contaron, que la mano de la luna nueva, rozó el borde de una nube de otoño y allí, soñada por la mañana húmeda de rocío, una sonrisa nació: la sonrisa que, parecida al brillo de una lámpara bajo el agua, palpita en los labios del niño cuando duerme.
¿Y esa tibia frescura que en la piel del niño recuerda, a un tiempo, al trigo y a la rosa, antes en dónde se escondía?
-Envolvía en un silencioso y amoroso misterio el corazón de la madre cuando era una doncella con el corazón lleno de sueños y de música: esa frescura que se extiende por el cuerpo del niño como una débil onda tibia.
Escrito por Rabindranath Tagore
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