14.5.09

La Mujer Muerta. Leyendas de Segovia

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, cuando la Sierra de Guadarrama no existía, había un gallardo prócer, un militar muy valiente y fuerte que había peleado en muchas batallas, que estaba enamorado de una hermosa joven del pueblo que le correspondía.
Pero un día, llegó al pueblo un caminante, que aunque no poseía la corpulencia y la facha del novio de la doncella tenía el don de la palabra con la que cautivo a la joven que se perdió enamorada de él.
Cuando el novio vio a otro mancebo que rondaba la casa de la joven: se volvió loco de celos y retó al caminante a un duelo. La joven le decía que no aceptara la pelea porque sabía que el prócer tenía mucho mas fuerza que el recién llegado y aunque le suplico varias veces el joven aceptó el duelo.
En la noche subieron a la sierra y medio de la oscuridad el novio cegado por los celos le clavó la daga a traición al joven enamorado que cayó herido de muerte.

Al ver esto, la joven que había seguido los pasos de los dos, lanzó un grito mucho mas fuerte que los rayos que con estruendo retumbaban en el cielo….el militar cegado ya del todo por los celos al ver como sufría la joven por el ser que yacía muerto a sus pies tomó la misma daga ensangrentada y la clavo en medio de su corazón cayendo la pobre mujer muerta en el acto.
Los familiares de la muchacha llenos de odio empezaron una batalla contra la familia del militar y en el pueblo todo era caos y peleas de uno y otro lado y en medio del fragor de tanata lucha una gran tormenta se levantó y una voz surgió del cielo diciendo:

"¡Miserables! ¡sois unos egoístas que os dejáis dominar por las pasiones! ¡sólo ella era inocente: todos vosotros desapareceréis sin dejar recuerdo, pero ella tendrá una tumba que durará tanto como el mundo!"

En ese momento, la tierra tembló y salió de ella una mole de granito que tomó la forma de una mujer muerta, dejando sepultados los cuerpos de todos los hombres.
Pero esta es solo una de las muchas leyendas que se cuentan sobre ella, para otros fue Hércules que esculpió esa montaña para honrar una princesa victima de los celos de su padre el Rey, que al saber que ella se casaría con un caballero la mató y luego murió de pena. El caballero pidió a Hércules que esculpiera su figura para que nadie la olvidara.
Otra leyenda cuenta que la esposa de un jefe de una tribu situada en el Alcázar crió dos gemelos sola a la muerte del jefe. Ambos niños se criaron juntos con el mismo amor pero al crecer las disputas por ver quien sería el nuevo jefe no tardaron en aparecer.
Una noche los dos se enfrentaron en la montaña y en medio de la rabia no se dieron cuenta que la madre se interpuso en medio para protegerlo a los dos con lo cual cayo muerta y desde ese día la montaña tomó forma de mujer muerta. Además de esto la leyenda dice que dos pequeñas nubes se acercan cada atardecer, son los dos hijos que cada tarde besan a su madre.

Como sea….son bonitas las leyendas.

Mas Leyendas de Segovia ( Aquí)

29.4.09

MUÑEQUITA DE CARTON

Helados de fresa, vainilla y limón
Veranos plácidos, con mucho candor
Jugando en el sendero y en la Plaza Mayor
ropitas muy mojadas... la fuente se acabó
te pusiste malita y don Juan te pinchó.
Trozos de mazapán, trocitos de turrón
Y la leña mojada, quemada en el fogón
Una cena especial miguitas con jamón
El jamón es muy poco, pero con mucho amor
Mamá yo quiero Reyes....muñecas de cartón
Mamá... no se han parado
A mí no me dejaron... ni siquiera carbón
Qué malos son los reyes....¿pues qué les hecho yo?
No llores mi pequeña.....que pierdo la razón
Tú no le hiciste nada....verás lo que pasó
Nuestra casa es pequeña......pero la suya no
Los Reyes no la vieron....la suya la tapó
Cuando alzaron a verla.....que pena les entró
Aquí vive una niña.....dijo el rey Melchor
Pero no les quedaba , nada en su zurrón
Apuntaron tu nombre....también la dirección
Por eso mi pequeña....hoy te prometo yo

Tendrás tu muñequita....no llores más mi amor

28.3.09

Un Pingüino Perdido en la Fría Antártida


Había una vez un pingüino llamado Pablo. Él era muy juguetón y vivía con sus papás.
Tenía muy buenos amigos: José, Santiago y Agustín. Los cuatro eran muy unidos e inseparables compañeros de aventuras.
Un día se despertó como de costumbre y escuchó que todos los pingüinos estaban corriendo hacia el mar.
-Pablo, despertate! Eh, eh!-lo apuró su mamá.
-¿Qué pasa má?- le contestó medio dormido.

-Levantate y Anda hacia donde está papá, yo voy detrás tuyo.
-Pero decime, ¿qué está pasando?
-Una fuerte tormenta viene.
-¿Papá, adónde nos vamos?- le preguntó curioso.
-Nos vamos a la Antártida.
-Pero... allí hace mucho más frío que aquí y no tengo amigos...
-Estaremos por unos días, hasta que pase la tormenta.
-¿No será peligroso?
-Espero que no... pero no te preocupes.- lo tranquilizó su padre.
En su largo viaje de viento, neblina y frío, los pingüinos iban juntos. Pero en un momento de descuido... una gran ola separó a Pablo de su familia. Desesperado, estuvo a punto de ahogarse porque sus aletas no habían crecido lo suficiente para poder nadar. Sin rumbo, anduvo todo el resto del día deambulando... y cuando llegó la noche se refugió asustado.
Al día siguiente se despertó y con muchas esperanzas llamó a su mamá, pero no obtuvo ninguna respuesta. Gritó el nombre de su padre... pero tampoco respondió.
Estaba en una cueva oscura, perdido y sin comida. Con un poco de agua sobre él, se sacudió de inmediato y empezó a recorrer el área, y entonces se dio cuenta de que estaba completamente solo en la Antártida, muy lejos de su casa.
Pablo empezó a llorar porque extrañaba a sus vecinos, su familia y sus amigos incondicionales. Estaba muy nervioso en ese momento, pero de pronto escuchó un ruido "crick, crick"... se asustó, pero lo tranquilizó saber que al menos había alguien más en el lugar.
No sabía si era su familia o un animal que lo comería, pero al instante apareció un oso polar gigantesco que le dijo:
-No temas, mi nombre es Rodrigo, ¿y el tuyo?
-Soy Pablo.
-¿Puedo saber que haces aquí en la Antártida? Porque sino me equivoco tu forma de caminar me dice que eres de la Patagonia... y allí no hace tanto frío como aquí.
-Te cuento mi historia: mi hogar fue destruido por una fuerte tormenta y mi familia me dijo que viniéramos acá hasta que pasara el peligro.
-Ah... ahora entiendo, pero no veo a tus padres.
-En el viaje una ola nos separó y aquí estoy... solo en este lugar desconocido. ¿Vos estás con tu familia?
-Sí, estoy con mis padres, acompáñame y te muestro todo este hermoso paisaje antártico.
En su recorrido los dos se pusieron a jugar sin parar. Después de un largo rato, la mamá de Rodrigo lo llamó:
-¡Rodrigo! Vení a comer.
-Ya vamos.
-¿Cómo que "ya vamos "?
-Es que me encontré con un pingüino llamado Pablo y estamos muy entusiasmados compartiendo historias y relatos.
-Ah! ¡Fantástico! ¡Entonces vengan los dos!
Pablo y su amigo, el oso polar, fueron a comer, y Rodrigo le presentó a sus padres:
Roxana y Roberto. Después de llenarse la pancita de ricos peces se fueron a charlar, y su nuevo amigo le dijo que lo ayudaría a encontrar a su familia.
Pasaron varios días de búsqueda sin descanso, pero no encontraron nada... ningún resto de los pingüinos. Pero una tarde, mientras buscaban bajo cada amontonamiento de nieve...Rodrigo encontró un papelito que estaba dirigido a Pablo y que decía:

Pablo:
Ojala este mensaje llegue a tus alitas... Te escribimos esta carta para que sepas que estamos bien pero nos haces mucha falta... te extrañarnos mucho. Nos encontramos al norte de la Antártida... ven a buscarnos, te estaremos esperando, para partir de regreso hacia nuestra amada Patagonia.
Un beso y un abrazo,
Tu pueblo, tus amigos y tu familia.

El pequeño pingüinito decidió que iría a buscar a los suyos, y enseguida Rodrigo se ofreció a acompañarlo para que no viajara solo cruzando hielos que no conocía.
A la mañana siguiente se marcharon con una mochilita, preparada por Roxana, que contenía todo lo necesario para el viaje.
En un descanso, Pablo soñó los momentos felices de su vida antes de la tormenta, y esos buenos recuerdos lo motivaron para seguir adelante.
Después de una larga y peligrosa travesía de cuatro semanas, encontró a su familia. En el reencuentro, sus papás le agradecieron infinitamente a Rodrigo haber acompañado a su hijo.
Todos los pingüinos regresaron felices y unidos a la Patagonia, pero prometieron volver a la Antártida en las próximas vacaciones...
Mientras tanto, Pablo y su amigo Rodrigo intercambian mensajes y saludos en barquitos de papel que cruzan los lagos helados... y aunque muchos animalitos piensan que es una amistad tal vez un poco fuera de lo común... los dos están convencidos de que nunca dejarán de extrañarse..
FIN
(Uno de los cuentos ganadores del concurso "Antartida...un sentimiento" hecho por Joaquin Cerrutti)

12.2.09

OTRO CUENTO DE CENICIENTA

Nuestro Cuento
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