26.7.07

El CuentaCuentos.


Erase una vez un cuentacuentos.

Su capacidad para inventar historias parecía infinita y tanto los grandes como los chicos le admiraban.

Se decía que jugaba con las mariposas de abril y cantaba al alba, con los loros. Que bailaba en las tardes y contemplaba largamente la pálida cara de la luna. Contaban los mayores que de niño había sido tocado por las hadas y cuando corría por los bosques, las criaturas nunca lo lastimaban.

Era un ser de gran belleza y linda presencia. Su sonrisa parecía la de mil luceros y sus ojos eran como la luz en medio de las noches con neblina. Su voz era como la tierra recién regada por la lluvia y el olor de los guayabales.

Su consejo servía de apoyo a muchos que no sentían que pudieran merecer la atención de los grandes sabios. Su respeto le hacía merecedor de consejos de los mayores. Los cuentos que ellos le contaban, él los atesoraba con amor y los convertía en miles de luciérnagas en las noches, mientras le contaba de su vida a la luna. Dicen que las estrellas le soplaban al oído sus historias.

Un día se instaló a contar un cuento en la plaza y no le salían las palabras. Se dió cuenta que no podía narrar ese cuento: no sería creíble para nadie. En su cara no habría la cantidad de certeza en que esa historia podría ser real, para poder narrarla y ser creída por todos.

Silenció su voz y cerró sus ojos. Pidió disculpas y se retiró. Todos quedaron boquiabiertos.

Por noches y días no pudo mirar a la luna. Se sentía avergonzado. Se creía soberbio y pensaba que su imaginación era sobrepasada por su ego y su deseo de ser reconocido siempre. Dejó de escuchar a las estrellas y las mariposas, las criaturas y la luna. Perdió todos sus cuentos y sus palabras.

Empezó a vagar más y más hacia las montañas. Un día tuvo la sensación, al despertar de un sueño, de que si encontraba a alguien que hubiera vivido esa historia, sería capaz de tener la credibilidad suficiente en su cara como para poder hacer que el público la creyera. Así que emprendió el camino. Se despidió de todos y, con la bendición de algunos y el desprecio de otros, se fue a buscar su propia certitud.

En cada parada, cada noche, hacía una reflexión sobre lo que había vivido, sobre lo que había sorteado y lo que la vida le había regalado. Pasaron muchas lunas y no encontraba nada como esta historia que él soñaba, ahora con más insistencia.

Años pasaron y llegó a una casita minúsucula donde pidió algo de comer o un refugio para pasar la noche. Los que allí vivían, un muchacho y su joven esposa, lo albergaron y le dieron de lo poco que tenían para comer. Y en silencio, logró palpar lo que aquellos dos seres se profesaban. Con los ojos se contaban todo su amor. Con sus manos tejían la dicha que los embargaba al saberse acompañados por aquel otro que los complementaba. Sus sueños, pensaban ellos, siempre que se apoyaran mutuamente podrían lograrlos. Eran jóvenes. Eran inexpertos. Eran infinitos. Eso era lo que él necesitaba. Allí estaba la prueba de que su cuento sí era real, sí era posible, sí existía.

Allí entendió que las estrellas, como siempre, se lo habían soplado en sueños y que ellas lo habían visto suceder muchas veces, en muchas partes. Esta era sólo una de esas. Se sintió avergonzado por dudar de la sabiduría de las estrellas y salió a contarle a la luna, atropelladamente, su ansia y su agradecimiento por su sabiduría infinita. Ella le sonrió, plena y blanca, tan baja que casi se la podía tocar.

El cuentacuentos regresó. Directo a la plaza se dirigió. Los niños corrieron a ver al forastero y los adultos se sentaron a escucharlo, como cuando eran niños. El, con los ojos brillantes como la luz que brilla en medio de las nieblas nocturnas y su voz de tierra mojada por la lluvia contaba la historia con la misma rapidez con la que la tierra cuelga los frutos de los guayabales.

El pueblo entero, mudo, lo escuchaba. Al final, se hizo un silencio sobrecogedor.

Y se escucho al cuentacuentos decir "y es que, por increible que parezca, el mundo es más vasto de lo que nuestros ojos ven y nuestras mentes entienden... y esto es absolutamente cierto!"



Escrito por Mafalda, en VeoVeo.blogspot

17.7.07

La bondad de la Xtabay



Los mayas de Yucatán son sin duda alguna, quienes mejor han conservado su idioma. Si no pueden interpretar, como tampoco lo ha hecho nadie en el mundo, sus complicados jeroglíficos, verdaderos retos ideográficos, si mantienen vivo su idioma lleno de firos y genuflexiones extraordinarios y en su fonética han sabido copiar el vuelo del murciélago dzib y lo que dice el pájaro Puhuy. Temen al temible Kahazbal y a los Aluxes, pequeños duendecillos del bosque y de las siembras, porque ellos, los mayas, no han permitido aún la corrupción idiomática que introdujeron los hispanos que vinieron a hacer confuso todo lo relativo al suelo que en mal día hollaron.

De esta forma se ha conservado intacta la hermosa leyenda, una de las más lindas, bellas leyendas yucatecas de las miles y miles que flotan como el perfume de la flor Xtabentún en el viento tibio de Mayab, o se esconden en las profundidades cavernosas de los cenotes de donde sale el agua fresca y clara y los cuentos que perduran en el alma yucateca. Esa leyenda es la que se refiere a la mujer Xtabay.

Bajo la luna del antiguo Mayapan, al socaire de los asombrosos templos de los itzaes, he oído repetida esta leyenda sin que nadie le quite o le aumente a su albedrío, sin que ninguno ose deformarla y así, como joya de milagrería se conserva para deleite de quien oye o de quien lee esta historia que como muchas no se ha borrado, no se borrará jamás, porque ha quedado inscrita en los libros antiguos y en las páginas sagradas del recuerdo Maya.

Dice pues la leyenda que la mujer tabay es la mujer hermosa, inmensamente bella que suele agradar al viajero que por las noches se aventura en los caminos del Mayab. Sentada al pie de la más frondosa ceiba del bosque, lo atraé con cánticos, con frases dulces de amor, lo seduce, lo embruja y cruelmente lo destruye.

Los cuerpos destrozados de esos incautos enamorados aparecen al día siguiente con las más horribles huellas de rasguños, de mordidas y con el pecho abierto por uñas como garras.

Muchos ladinos, gentes que desconocen el origen verdadero de la mujer Xtabay, han dicho que es hija del Ceibam que nace de sus torcidas y serpentinas raíces pero eso no es verdad, la auténtica tradición maya dice que la mujer Xtabay nace de una planta espinosa, punzadora y mala y si es que la Xtabay aparece junto a las ceibas, es porque este árbol es sagrado para los hijos de la tierra del faisán y del venado y muchas veces en cobijo y sombra, se acogen bajo sus ramas, confiados en la protección de tan bello y útil árbol.

Vivían en un cierto pueblo de la península yucateca dos mujeres siendo el nombre de una de ellas Xkeban o mejor decir su apodo ya que Xkeban quiere decir prostituta, mujer mala o dada al amor ilícito. Decían que la Xkeban estaba enferma de amor y de pasión y que todo su afán era prodigar su cuerpo y su belleza que eran prodigiosos, a cuanto mancebo se lo solicitaba. Su verdadero nombre era Xtabay.

Muy cerca de la casa que ocupaba esta bellísima mujer, habitaba en otra casa bien hecha, limpia y arreglada continuamente, la consentida del pueblo que llamaban Utz-Colel, que en la traducción hispana sería mujer buena, mujer decente y limpia. Erase esta mujer la Utz-Colel, virtuosa y recta, honesta a carta cabal y jamás había cometido ningun dezlis ni el mínimo pecado amoroso.

La Xtabay tenía un corazón tan grande, como su belleza y su bondad la hacía socorrer a los humildes, amparar al necesitado, curar al enfermo y recoger a los animales que abandonaban por inútiles. Su grandeza de alma la llevaba hasta poblados lejanos a donde llegaba para auxiliar al enfermo y se despojaba de las joyas que le daban sus enamorados y hasta de sus finas vestiduras para cubrir la desnudez de los desheredados.

Jamás levantaba la cabeza en son altivo, nunca murmuró ni criticó a nadie y con absoluta humildad soportaba los insultos y humillaciones de las gentes.

En cambio bajo las ropas de la Ut-Colel se dibujaba la piel dañina de las serpientes, era fría, orgullosa, dura de corazón y nunca jamás socorría al enfermo y sentía repugnancia por el pobre.

Y ocurrió que un día las gentes odiosas del pueblo no vieron salir de su casa a la Xkeban y supusieron que andaba por los pueblos ofreciendo su cuerpo y sus pasiones indignas. Se contentaron de poder descansar de su ignominiosa presencia, pero transcurrieron días y más días y de pronto por todo el pueblo se esparció un fino aroma de flores, un perfume delicado y exquisito que lo invadía todo. Nadie se explicaba de dónde emanaba tan precioso aroma y así, buscando, fueron a dar a la casa de la Xteban a la que hallaron muerta, abandonada, sola.

Más lo extraordinario era que si la Xkeban no estaba acompañada de personas, varios animales cuidaban de su cuerpo del que brotaba aquel perfume que envolvía al pueblo.

Entrada la Utz-Colel dijo que esa era una vil mentira, ya que de un cuerpo corrupto y vil como el de la Xkeban, no podía emanar sino podredumbre y pestilencia, más que si tal cosa era como todos los vecinos, decían, debía ser cosa de los malos espíritus, del dios del mal que así continuaba provocando a los hombres.

Agregó la Utz-Colel que si de mujer tan mala y perversa escapaba en tal caso ese perfume, cuando ella muriera el perfume que escaparía de su cuerpo sería mucho más aromático y exquisito.

Más por compasión, por lástima y por su deber social, un grupo de gentes del poblado fue a enterrar a la Xkeban y cuéntase que el día siguiente, su tumba estaba cubierta de flores aromáticas y hermosas, tan tapizado estaba el túmulo que parecía como si una cascada de olorosas florecillas hasta entonces desconocidas en el Mayab, hubiera caído del cielo. La tumba de la Xkeban duró todo el tiempo florecida y olorosa.

Poco después murió la Utz-Colel y a su entierro acudió todo el pueblo que siempre había ponderado sus virtudes, su honestidad, su recogimiento y cantando y gritando que habia muerto virgen y pura, la enterraron con muchos lloros y mucha pena.

Entonces recordaron lo que había dicho en vida acerca de que al morir, su cadáver debería exhalar un perfume mucho mejor que el de la Xkeban, pero para asombro de todas las gentes que la creían buena y recta, comprobaron que a poco de enterrada comenzó a escapar de la tierra floja, todavía, un hedor insoportable, el olor nausabundo a cadáver putrefacto. Toda la gente se retiró asombrada.

Pasado el tiempo la gente reflexionó; “los pecados de Xtabay habían sido de amor, se entregaba por un impulso generoso y natural, por eso ocurrió algo bueno después de muerta. Utz-Colel pidió ayuda de los espíritus malignos para regresar al mundo cada vez que quisiera convertida en mujer para enamorar con un amor nefasto porque la dureza de su corazón no conoce otro.

En su idioma maya dicen los viejos que aún cuentan la historia con todos los detalles que debió ocurrir en la leyenda, que hoy la florecilla que naciera en la tumba de la pecadora Xkeban, es la actual flor Xtabentún que es una florecilla tan humilde y bella, que se da en forma silvestre en las cercas y caminos, entre las hojas buidas y tersas del agave. El jugo de esa florecilla embriaga muy agradablemente, como debió ser el amor embriagador y dulce de la Xkeban.

Tzacam, que es el nombre del cactus erizado de espinas y de mal olor por ambas cosas, intocable, es la flor que nació sobre la tumba de la Utz-Colel, es la florecilla si bien hermosa sin aroma alguna y a veces de olor desagradable, como era el carácter y la falsa virtud de la Utz-Colel.

Esto es lo que ha dicho el maya y lo sigue repitiendo a través del tiempo, sin cambiarlo, sin ponerle ni quitarle, como deben conservarse las cosas nuestras, intactas, con las mismas palabras con que nacieron en el mito, en la leyenda, en el alma de quienes tan dulcemente han tejido estas historias.

No es pues la Xtabay, la mujer mal que destruye a los hombres después de atraerlos con engaños al pie de las frondosas ceibas, pero puede ser otro de esos malos espíritus que rondan por la selva al acecho del peregrino que cruza los caminos aún poblados de superstición y de leyenda.

Puede ser el ama errante de una de tantas vírgenes sacrificadas a la orilla del cenote sagrado, puede ser la vaporosa figura de una mujer que llora el engaño del amado.

Pero la Xtabay, jamás.

Esto dicen las mayas, esto han contado y seguirán contando los hombres de esa tierra en donde conservan el ritual de un relato y defienden sus costumbres de una intromisión que aniquilo su cultura.


En nuestros blogs encuentras mas relatos complementarios a la leyenda de la xtabay.
La Mujer del Xtabay
Conversacion con Xtabay

9.7.07

Detrás de un sueño

El polo sur fué pisado por el hombre por vez primera el 14 de diciembre de 1911. La expedición noruega liderada por Roald Amundsen logró llegar al punto sur del planeta en una gesta que duraría 99 días.De forma simultanea, otra expedición británica, liderada por el capitán Robert F. Scott de la British Royal Navy trataba de lograr la misma hazaña. La expedición de Scott logró llegar al polo sur el 17 de Enero de 1912.

Cuando llegaron encontraron una tienda de campaña y una bandera noruega. En el interior de la tienda encontraron algunos víveres y una nota que rezaba:"Estimado Capitán Scott, como usted será probablemente el primero en llegar a este area tras nosotros, le pediré formalmente que haga llegar esta carta al rey noruego Jaakon VII por si nuestro retorno se malograse. Si puede utilizar cualquiera de los artículos que le dejo en la tienda, por favor, no dude en hacerlo. Con mis mejores saludos, le deseo un retorno seguro.Suyo sinceramente, Roald Amundsen."

Ambas expediciones buscaban ser los primeros en llegar al polo sur. Utilizaron recorridos y estrategias diferentes. La expedición de Amundsen optó por una ruta mas arriesgada y corta, la de Scott por otra mas conservadora pero larga. Los noruegos de Amundsen utilizaron perros siberianos que sacrificaron de forma selectiva para alimentar al resto de los perros, ahorrando el peso extra de comida que eso suponía. Los británicos de Scott utilizaron caballos mongoles y algunos elementos mecánicos dependientes de combustible. Los ponys a diferencia de los perros sudan para refrigerarse, y el sudor congelado acabó con la vida de muchos de ellos. sirviendo de alimento sólo a los humanos y no pudiendo evitar el peso extra en avena que la expedición había de llevar. Como consecuencia directa, la expedición de Scott se vió obligada a acabar utilizando la propia tracción humana para tratar de regresar a su campo base...

La trágica odisea de los cinco hombres de la expedición Británica: Capitán Robert F. Scott, Edward Wilson, Henry Bowers, Capitán Lawrence Oates, y Edgar Evans para escapar del polo sur quedó olvidada por la sombra de su fracaso. Esta es la historia de los cinco hombres que no lograron ser los primeros.

Durante el camino de regreso por el glaciar Beardmore, Evans cayó en una grieta camuflada por la nieve. En la caida se hirió gravemente en la cabeza. La dificultad en la maniobra de rescate exigió que Lawrence tuviera que depojarse de guantes y ropa exterior durante la misma. Con sintomas de congelación y empeorando su herida, Evans sufrió un colapso el 17 de febrero. Murió esa misma noche en la tienda.Scott, Wilson, Bowers, y Lawrence continuaron descendiendo el glaciar hasta el nivel del mar, desde allí un estrecho de 400 millas de mar helado se interponía entre ellos y su campamento en el cabo Evans. Scott esperaba un aumento de la temperatura que habían tenido en altitudes mayores, en su lugar, una ola de frío de temperaturas inferiores a 43 grados bajo cero hostigó el camino de los cuatro hombres.El 14 de Marzo, mientras Scott y su equipo soportaban el peor infierno, Amundsen estaba a salvo en Tasmania. El Capitán Lawrence Oates, había sufrido congelación en pies y manos durante el rescate de Evans. Sus sintomas empeoraron progresivamente. Poco a poco se hizo consciente de que ralentizaba el ritmo del grupo y que el fin estaba cercano. Con él no tendrían una oportunidad. Durante una noche de ventisca, el Capitán Lawrence se levantó en sigilo, y se dirigió al exterior de la tienda. Cuando Wilson le preguntó a donde iba, Lawrence respondió "solo voy a salir un rato...". Era el día de su 32 cumpleaños. Su cuerpo jamás fué encontrado.

Scott registró el suceso en su diario como el mas valiente acto de sacrificio que jamás un ser humano hubiera contemplado. Quince días mas tarde, Scott, Wilson y Bowers morían congelados en su tienda a solo 11 millas del depósito de comida y combustible de su campamento base. Antes de la expedición, Lawrence discutió con Scott acerca del emplazamiento de este campamento. Lawrence proponía acercarlo 15 millas mas al polo...La última entrada en el diario de Scott reza:“Debemos esformzarnos hasta el final, pero estamos cada vez mas débiles, por supuesto, y el final no puede estar muy lejano. Es una lástima, pero creo que no podré escribir mas..."

En la base de la misma página, garabateado, puede distinguirse una frase mas:“Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias.”
Una discreta cruz de madera recuerda hoy el lugar donde se encontró la tienda con los restos de la expedición.
En su memoria el grupo MECANO escribió una canción que muchos deben recordar y soltar mas de una lágrima:

Artista: Mecano
Album: Descanso Dominical
Canción: Heroes de la antartida
18 enero de 1912 el capitan Scott
acompanado de Evans, Wilson, Bowers y
Oates, alcanza el polo sur. Pero fracasa
en la hazana de ser el primero, sobre el
punto de latitud 0 ondea ya la bandera
noruega del explorador Amundsen.
Exhaustos y fracasados emprenden el
regreso.

16 de febrero polo sur
cinco ingleses por el desierto azul
Evans va ultimo de la fila
y colgada de su mochila
va la muerte dispuesta a demostrar
que una vez muerto
no se esta mal en aquel lugar
no hubo lapida
si hubo platica
que Dios salve la reina
gloria eterna a los heroes
de la Antartida

6 de marzo y Oates no puede mas
son sus pies dos cuchillas de cristal
de arrastrase en algunos tramos
tiene heladas tambien las manos
pero nadie le quiere abandonar
y mientras duermen
sale al paso de la eternidad

no hubo lapida
si hubo platica
que Dios salve la reina
gloria eterna a los heroes
de la Antartida

30 de marzo
aqui acaba el diario
de Bowers, Wilson y Scott
que las ayudas que nunca nos llegaron
vayan a los que quedaron
nuestros hijos nuestras viudas
como un ingles
mueren tres

no hubo lapidas
no hubo platicas
no hubo Dios
ni hubo reina
solo nieves eternas
en la Antartida

¿quien se acuerda del capitan Scott,
Evans, Wilson, Bowers y Oates?

¿quien se acuerda del capitan Scott?
Evans, Wilson, Bowers y Oates.
Viviendo de sueños.-
Muchas veces escuché que las esperanzas vienen en color verde y es hasta ahora que entiendo el significado del porque de ese color. Muchas de ellas se quedan de ese tono sin lograr madurar nunca.
Esta quizás es una historia que le sucede a mas de la mitad de las mujeres, quizás no tenga nada fuera de lo común y se trate de un caso mas para llenar los libretos de las telenovelas, pero no será una historia sobre sufrimiento y lamentaciones porque las cosas no concluyeron de la manera como lo esperaba.
Tampoco será una historia en donde al final se haya de poner..” y vivieron felices para siempre”, porque no tiene un final feliz pero a pesar de todo eso es un cuento igual o mejor que muchos de los que me contaron de niña y que al igual que ellos comienza como todos los cuentos con la llegada del hombre ideal
Desde que lo conocí sabía que siempre tendríamos una relación limitada por el tiempo y que desde el mismo momento en que nos vimos se accionaba el mecanismo de un reloj que comenzò a descontar los minutos lentamente hacia atrás, pero mi carácter rebelde prefería creer que podría cambiar el resultado de ese juego contra el tiempo.
A pesar de eso, dentro de ese complejo mundo donde me encontraba no era el tiempo mi único obstáculo. La distancia no era una de mis mejores aliadas y el estar separados por este gran trecho obstaculizaba mucho mas mi deseo de poder lograr ser feliz.
Pero los cuentos se escriben a veces y aunque podría seguir enumerando distintos motivos por los cuales jamás hubiera podido funcionar esta relación lo cierto es que sucedió y durante mucho tiempo él se convirtió en el protagonista de mi cuento de hadas.
Este lugar era completamente mágico. No tenía castillos relucientes de oro sobre una colina pero a falta de ellos logramos crear muchos en el aire, no tenía un reinado ni una corte, pero si existió un sapo que a mi beso se convirtió en príncipe, no tenía un lugar tangible ni podíamos existir en un lugar real pero vivíamos de muchos sueños. Y en medio de esa atmósfera encantada surgió el amor de la manera mas pura y desinteresada que alguna vez pudo existir. No prometimos nada, porque nada podíamos dar pero cada día veníamos sin falta a buscar lo que el otro podía ofrecer y salir con el corazón lleno de energía para soportar la realidad.
Mi príncipe con su mirada tierna, con su voz pausada y su actitud paciente frente a mis frecuentes cambios emocionales, supo irme moldeando a sus deseos hasta el punto de convertirme en su fierecilla domada. Nadie pudo jamás dominarme con tanta dulzura, porque al final de cuentas, eso era lo que me hacía falta. No necesitaba que cumplieran mis caprichos, sino encontrar el amor en una persona que viera la vida de la misma manera que la veía yo, que disfrutara de las pequeñas cosas que la vida nos ofrece, que complementara la otra mitad de mi vida.
Y cambié por él y por mí. Porque así son los cuentos de hadas, porque así lo hizo Odet por amor al príncipe, y así lo hizo Fiona por Sherk y yo esperaba que cambiando todo también se generaran cambios… lo deseaba tanto que solo en ese aire que lo rodeaba yo podía existir.
Y nos atrevimos a soñar, desafiando todas las leyes existentes. Nos atrevimos a idear un mundo en que la distancia tan solo sería la separación de nuestros pensamientos. Un lugar en donde el presente podría generar un futuro y donde al final podría utilizar mis cinco sentidos y conocer el olor y sabor que estuvo presente en cada uno de mis sueños. Que fácil fue soñar que un día mi príncipe llegaría y mirándome a los ojos colocaría un anillo en mi dedo y construiríamos cada uno de esos sueños... y me dejé llevar por esa ilusión…una ilusión tejida día a día y que al final se convirtió en una red en donde quede atrapada.
Cada día amanecía pensando en ese momento en que al fin estaría a su lado y mis pensamientos hacían de mi realidad una carga muy pesada de llevar a cuestas. No quería mi vida tal como me había sido destinada y de pronto me encontré convertida en un ser triste que se lamentaba de su suerte, llorando en cada rincón, deseando no vivir en la realidad sino perdida en ese mundo de sueños para estar siempre a su lado.
Y llegó el momento en que por razones ajenas a nuestro deseo debimos alejarnos, el mismo lugar que nos hizo acercarnos y conocernos de pronto se empeñaba en apartarnos y yo no lograba entender ese ensañamiento contra nuestro deseo de estar juntos, porque poco a poco eran menores nuestras charlas y nuestros encuentros. Y es así que de pronto entendí el porque de tantos cambios.
Cada día, poco a poco, iba dejando mis responsabilidades queriendo estar en un lugar que no podía y olvidaba al que de verdad me correspondía. Quise dejar de ser real y vivir entre la magia de una vida prestada, sentir todo aquello que no había podido obtener en mis años y no me daba cuenta que esa tristeza no solo me estaba haciendo perder mi verdadero mundo sino que lo estaba perdiendo a él con mis lamentaciones y reproches.
Y es por eso que igual que en las tormentas, luego de la oscuridad absoluta siempre vuelve a salir el sol y la vida misma se encargó de resolver este problema y me regresó a la realidad.
No pertenezco a su lugar ni puedo ser jamás su cuento de hadas. El debe tener destinado un lugar propio que no sea solo un mundo de sueños, un hogar que debe estar esperando que el tome su lugar en la mesa, que llene de risas y de muchas alegrías, una vida verdadera a la cual llegar no solo cuando salga la luna y yo, tengo este lugar que elegí hace mucho tiempo cuando aún no lo conocía.
Aún somos dos vidas paralelas separadas por una gran distancia, aún nos encontramos para decir entre frases y divagaciones nocturnas lo que sentimos, pero ese mismo paralelismo nos recuerda a diario que jamás vamos a cruzar nuestros destinos de otra manera.
Sigo siendo su fierecilla domada que en ciertos momentos se rebela y trata de salirse de la red, y él sigue siendo mi príncipe, mi caballero venturoso que con paciencia espera que calme mis ímpetus y luego castiga para recordarme que soy su niña malcriada y su mejor chica.
Así seguirá este cuento hasta que el reloj detenga su incansable recorrido y las líneas del camino que vamos trazando se detengan quedando solo dos puntos suspendidos igual a dos estrellas.
Y cuando llegue el momento que ya no pueda verlo mas frente a mis ojos se que no voy a sufrir porque seguiré sintiendo su calor en cada uno de sus destellos porque siempre estará encendida la llama con que abrigó mi vida durante todo el tiempo que estuvo a mi lado y por siempre hasta el último momento que la vida me dé lucidez podré ver en mi dedo la marca de ese anillo que nunca me dio y podré irme tranquila sabiendo que en algún momento de mi vida el supo cuanto lo amaba.